La Prosperidad se manifiesta en nuestras vidas si la construimos de la manera apropiada. La Prosperidad no se obtiene por una simple casualidad, pero si como un regalo. Para acceder a ese don, debemos prepararnos adecuadamente, con un esfuerzo mas que simplemente material, de todo nuestro ser. A veces, confundimos la prosperidad con una de sus expresiones externas más comunes, la riqueza material.
El bienestar económico es el resultado de una serie de circunstancias aprovechadas adecuadamente, pero la riqueza por si misma no es la prosperidad, solamente una de sus manifestaciones.
Cuando nos mantenemos en esta confusión mental, buscamos afanosamente una supuesta bonanza económica, mediante la acumulación de bienes materiales, sin darnos cuenta que lo que debemos procurar es la verdadera prosperidad. La que nos deparará, con creces, el bienestar material que deseamos.
Si nos entretenemos en buscar la riqueza como único propósito de nuestra vida, el camino hacia ella será duro, generalmente, lleno de estrecheces.
Y, los resultados, frecuentemente serán pobres. El poderío económico es debilidad si no progresamos, conjuntamente, hacia la verdadera prosperidad.
Quien logra una riqueza pobre, vive en el temor de perderlo todo. Y si no lo pierde, se mantiene en el desasosiego y en la angustia de preservar lo que cree es su único bien. De esa manera el rico pobre no disfruta de lo que amaso amargamente.
La Prosperidad es una actitud interior. Ella nos conduce a logros en todos los aspectos de nuestra vida. La Prosperidad nos atrae abundancia de bienes, de entendimiento y conciencia, de afectos sinceros, de bienestar y salud.
Es hacia esta verdadera prosperidad hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos. Es hacia el ser interior, que mora en mí, hacia donde oriento mi mirada, mi atención y mi esfuerzo en este instante.
Para ello, me comunico con mí ser interior en todo momento. Y, a través de el, me pongo en contacto con el Dador de todos los bienes.
Para lograr esta comunicación empleo el singular medio de la oración.
La oración me permite establecer contacto con el aspecto divino que necesito atraer hacia mi vida.
La Prosperidad es ese aspecto de Dios que esta dispuesto a derramar su riqueza infinita sobre toda su creación. Mas la oración debe procurar la perfecta comunicación. La que da y recibe. La que pide y ofrece. La que afirma y agradece.
Pido como si ya hubiera recibido. Con confianza. Doy gracias por ello. Afirmo lo que se me concede, aceptándolo con satisfacción y humildad.
Espero siempre, porque en todo momento la Providencia me depara nuevas posibilidades. El tiempo de Dios es perfecto, afirma una conocida sentencia.
Por ello, no apuro la voluntad divina en la concesión de lo que pido, sino me esfuerzo en mi avance interior y en la confianza de que ya he obtenido aquello que solicito: conciencia de prosperidad. Porque de esa conciencia nacerá la concreta manifestación de la Prosperidad y de la Providencia en mi vida.
En la oración de prosperidad condenso mis pensamientos, deseos, palabras y acciones en simultáneo ofrecimiento y recepción.
Doy y recibo, me nutro y puedo dar más de mi mismo. Expreso a través de la oración pero también escucho en el silencio que ella debe producir dentro de mí ser, la palabra que me guía hacia la consecución de mi progreso integral.
A través de la oración, repito un ciclo de atracción de la prosperidad. Un ciclo de petición y recepción. De bendición de lo obtenido. De acción de gracias permanente por los beneficios obtenidos. Afirmo de esta manera mi prosperidad, que es la del Universo. Una eterna prosperidad.
La Bendición
Bendice lo que posees porque ello es manifestación de la Prosperidad.
Evita calificar de mucho o de poco tus posesiones materiales o espirituales. Acéptalas como un don. Ellas te revelan tu situación actual, sin embargo, no predicen lo que te depara la Providencia. La aceptación es el primer paso para el avance.
La bendición aprueba con conformidad y alegría lo que posees. Nunca es conformismo. Busca mas allá y encontraras nuevas posibilidades. Pero bendice lo que hasta ahora has logrado.
La Petición
Pide con sinceridad y sencillez y se te dará lo que pides. Pero ten en cuenta que no esperando nada tendrás más de lo que ambicionas. Pide en grande, formulando tus aspiraciones con exactitud. Pero, a la vez, sin la exigencia estrecha de obtener lo que es fruto de tu deseo limitado. Pues la Providencia tiene más de lo que piensas recibir.
Pide con aliento y fe y ya habrás ganado una parte de lo que te puede brindar la prosperidad.
Acción de Gracias
Agradecer es un acto de justicia hacia quien nos ofrece un servicio gratuito, al que nos responde con amor, aun cuando nuestra petición haya sido débil. Es un sentimiento y una actitud de equilibrio. Damos y recibimos constantemente. Y tanto del dar como del recibir, debemos estar agradecidos.
El agradecimiento es una disposición a seguir recibiendo con abundancia los dones de la prosperidad ilimitada. Cultiva el agradecimiento y te sentirás con una plenitud mayor. Cultiva el agradecimiento y sembraras prosperidad en tu vida.
Epilogo
Sin cansancio repetiré que proclamo la prosperidad en mi vida. Empleo las mismas palabras, para que ellas se hagan una realidad dentro de mí y se manifiesten en todo mi mundo. Soy uno con lo que me rodea. Por eso escojo esta afirmación de eterna prosperidad como ejercicio de cada día:
Hoy elijo que el camino de mi vida será el de la eterna prosperidad. De la que nace del interior de mí ser. De la que es consciente de que la energía universal es energía de progreso. Y se nutre de ella.
Hoy elijo progresar cada día de mi vida. En especial este día.
Hago de mi existencia un ejercicio perenne de progreso interior.
Construyo mi existencia como una experiencia de avance positivo en mis relaciones con el universo, con los seres que comparten esta tierra, en especial con las demás personas y conmigo mismo.
Se que el camino de la prosperidad es de activo amor.
Un afecto que reflejo positivamente hacia todos los que me acompañan en el camino de la vida.
De un amor que proviene de Dios, se concentra en mí e irradio hacia todo lo que me rodea.
Hoy elijo compartir, para poseer la verdadera abundancia, por añadidura.
Comparto mi afecto, mi comprensión, mis palabras y obras con todo aquel quien los necesite.
Hoy reafirmo mis metas y mi pedido desinteresado de riqueza, hecho con afecto y positiva fuerza al dador de toda Prosperidad.
Hoy recibo abundancia en todos sus aspectos positivos, y transformo en bienestar lo que aparentemente no está en orden.
Yo soy optimista con base firme, y se que la prosperidad me espera a cada instante para darme lo que necesito y le pido.
Hoy afirmo con fuerza, ánimo y profunda convicción que Yo Soy Prosperidad.
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