Cuando la mente se modifica, el cuerpo cambia. Las emociones generan un tipo de contenidos psíquicos que, a su vez, producen más emociones.
¿Qué son los pensamientos? Impulsos neuronales que se llevan a cabo a través de los neurotransmisores: unas sustancias químicas que transportan los impulsos nerviosos y permiten la comunicación de los contenidos emocionales. Los cien mil millones de neuronas del cerebro, que aproximadamente tienen unos cien billones de conexiones de circuitos o sinapsis, mediante las cuales las células de este órgano transmiten toda esa información. Nuestros pensamientos son capaces de generar y poner en actividad las sustancias químicas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. La mente moviliza átomos de hidrógeno, carbono, oxígeno, y también envía impulsos específicos, que afectan a la segregación hormonal y a todas las glándulas del sistema endocrino.
La salud de una persona, en consecuencia, estará en parte determinada por su actitud ante la enfermedad, ya que sus pensamientos, en uno u otro sentido, provocarán cambios en su estado físico y mental; es decir, los conductos neuronales envían o no la energía suficiente para el buen funcionamiento del proceso. Cuando esta no llega, o hay una sobrecarga, aparece la enfermedad.
Los terribles efectos que pueden llegar a provocar esta situación no son imaginarios, sino absolutamente reales. Los problemas mal canalizados generan una especie de “vampiro cerebral” que devora al cuerpo. Este demonio tiene nombre: la cortisona, que es la hormona generada en situaciones de estrés; éste aumenta su concentración en sangre provocando así daños degenerativos en el cerebro y destruyendo una importante cantidad de neuronas del hipotálamo.
El subconsciente del afectado somatiza la agresión, lo que deriva en estados alucinatorios, como respuesta a la inestabilidad neuronal; procesos que a su vez se precipitan en una escalada de depresión y ansiedad. Como consecuencia, el problema se duplica. Hasta ese momento, la falta de energía tenía un fundamento puramente psicosomático, pero a partir del instante en que se produce la degeneración celular surge un estado permanente de desequilibro hormonal que abre la puerta a una pérdida permanente de energía. Lo peor es que esta amenaza fisiológica aparece por una actitud equivocada del individuo: posturas de derrota, insatisfacción o agresividad mal canalizada. Sin esta actitud negativa, nuestro vampiro interior no tendría ningún poder.
El poder del pensamiento
Según el psicólogo Stanley Schachter, “muchas veces un estado emocional no es más que el resultado de la interacción entre la actividad fisiológica y la evaluación cognitiva de la situación”. En realidad, ¿qué son las emociones? Podríamos definirlas como fenómenos multidimensionales, ya que son estados subjetivos. También podría decirse que constituyen respuestas biológicas y fisiológicas que preparan el cuerpo para una función adaptativa. Si tenemos una emoción, se producen cambios corporales. Acudamos a la actividad del sistema nervioso durante una experiencia que nos provoque miedo. Automáticamente, se produce una serie de variaciones corporales previsibles y recurrentes: el bombeo del corazón aumenta sus palpitaciones, las manos experimentan una mayor sudoración, la presión sube de forma alarmante y la respiración también se acelera. Es un círculo cerrado. A su vez, ese aumento de la actividad cardiovascular también produce una emoción. Somos conscientes de esa aceleración, amplificamos nuestro miedo, y aumenta la segregación de neurotransmisores y de sustancias hormonales.
Eso significa que las emociones no son más que patrones de respuesta. Pero con esa respuesta podemos amplificar el problema si la emoción inicial es desagradable o varía de forma desestabilizante nuestro patrón físico habitual.
Los pensamientos crean sensaciones al cuerpo, que luego se prepara para luchar contra ellas. El organismo físico no es capaz de distinguir entre un peligro imaginario y uno real, así que los mecanismos de control físicos se pondrán en marcha en ambas ocasiones, en función de las emociones iniciales que envíe nuestro cerebro. Nuestra actitud frente a las cosas puede mejorar o empeorar nuestras constantes fisiológicas. Incluso algunas curaciones físicas - verificadas por la ciencia médica - de casos etiquetados como intratables, han revelado que casi todos esos pacientes pusieron en marcha un proceso espontáneo de sanación, cambiando radicalmente su estado habitual de conciencia. Este cambio de actitud emotiva fue el puente mágico entre la enfermedad y la salud.
Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos.
Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos.
Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico; serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente.
La Alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida.
El recuerdo de una situación negativa o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés.
Sus células están constantemente procesando todas sus experiencias y metabolizándolas de acuerdo con sus puntos de vista personales.
No se puede simplemente captar datos aislados y confirmarlos con un juzgamiento. Usted se transforma en la interpretación cuando la internaliza.
Quien esta deprimido proyecta tristeza por todas partes del cuerpo.
La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varia, el ciclo del sueño es interrumpido, los receptores neuropeptidicos en la superficie externa de las células de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan mas viscosas y mas propensas a formar grumos y hasta sus lagrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lagrimas de alegría.
Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando la persona se siente tranquila.
Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear los cuerpos que realmente necesitamos.
El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día.
Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo: “Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños”.
¿Usted quiere saber como esta su cuerpo hoy? Entonces recuerde lo que pensó y sintió ayer.
¿Quiere saber como estará su cuerpo mañana? ¡Observe sus pensamientos y emociones hoy!
Recuerde que al abrir su corazón y su mente evitara que algún cirujano lo haga por usted.
La Medicina esta en ti y tu no la usas.
La enfermedad viene de ti mismo y no te das cuenta.
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