Estás prácticamente teñido de azul, tu cuerpo se regenera, tu corazón envuelto en ésta paz, late cantando como una estrella y tu garganta se abre y tu risa perdida aparece y se instala primera.
Esta meditación tiene el propósito de activar en tu pecho alto, el corazón, el timo y poder desarrollar la capacidad de tu sistema inmunológico al ciento por ciento, tal como fuiste creado.
Esta meditación activa la capacidad innata de tu cuerpo, de sanar y protegerte del miedo. El miedo es el único virus que existe en verdad. El miedo abre las puertas de la enfermedad y del dolor y tú puedes cerrar esta puerta, con esta conexión.
MEDITACIÓN:
“Inspira profundamente… y permítele a tu cuerpo entregarse a la energía de la tierra. A medida que la música te envuelve en su sedosa melodía, vas a ir abriendo tu cuerpo y soltando la respiración… toda la fuerza que estás haciendo para vivir.
Inspira profundamente… y mira con los ojos de tu alma el firmamento azul, a medida que contactas este horizonte conocido para tu alma, el azul descenderá en hilos de seda suaves, hasta penetrar en tus fosas nasales, buscando habitar tu cuerpo.
Deja que éste azul venga a tí, deja que el aliento profundo de tu Creador te sople y a medida que él sonríe, las ondas circulares de su respiración, te penetran, convirtiéndote en un hijo azul del cielo silencioso.
Respira profundamente… y mira el azul callado, quieto, pero despierto e inteligente como Tú. Lleva el azul profundo a tus pies y tus piernas, tíñelas con ésta fuerza, y que nada ni nadie te mueva. Siente el azul en tu vientre, pacífico, mira como sanan tus células a medida que avanza.
Azul de mar, de paz, de quietud, siente su fuerza penetrando tus órganos blandos, subiendo hacia arriba. Y a medida que se acerca a tu pecho, tu corazón tiembla de amor, sintiendo el beso de este Universo. Siente el latido de la vida, quieta, profunda, azul, tu columna sube, vertebra por vertebra y canta tu Padre a lo lejos y te besa aquí dentro, muy cerca.
Gotas de Universo azul, en silencio bajan y te penetran. Deja que tu pecho se abra y el azul empuja con suspiros todas las penas viejas, a medida que te abres, a medida que te fundes y te entregas… el azul te hace a ti mismo en paz.
Como si fueras un ave del cielo, tu espalda se pone suave y tersa. Siente tus pulmones, llevando el azul en burbujas pequeñas. Y en tus brazos resbalan como dos ríos que van pacificando las ramas que abrazan y que tocan la tierra. Tu alma revive al paso de esta miel, tranquila y serena y te despojas del miedo. Y te das cuenta que fue una mentira, que tu coraje y tu risa es eterna.
Estás prácticamente teñido de azul, tu cuerpo se regenera, tu corazón envuelto en ésta paz, late cantando como una estrella y tu garganta se abre y tu risa perdida aparece y se instala primera.
Respira profundamente en tu garganta, que se vuelen los silencios y las palabras viejas, siente tu garganta como borbotea ésta paz y la empuja hacia la lengua y tu cabeza recibe las buenas nuevas.
Se activa tu cerebro con las ideas verdaderas, casi todo tu cuerpo es azul profundo y tu frente descansa, y dos manos invisibles, tiernas, se posan en tus oídos y escuchas. Tu cuerpo totalmente habitado por este Universo azul, en paz concreta, busca con tus ojos del alma.
Hay en ti una estrella; en el centro de tu pecho, hay una glándula perfecta; mira como esta estrella sale de su timidez y destella en este Universo que es tu cuerpo, enciéndete.
Deja que los rayos de Luz se expandan y que salgan, conviértete en tu Verdad hijo de las estrellas. Alma poderosa, vuélvete tu Luz y no temas.
Se calienta tu pecho con la Luz de tu Ser, y ahora que lo puedes ver, deja que salga. Tu timo se activa, tu sistema se carga y sientes el poder de la salud de tu alma. Mira los rayos de Luz que salen por tu espalda, deja que tu fuerza saque rayos de amor poderosos, ya nada te toca, ya nada te enferma y alrededor de todo tu cuerpo, un manto de sol, que es Dios, cuidándote de cerca.
Recuerda… tuyo es el poder, tuya es la fuerza. Y a medida que te enciendas, nada cruzará esta puerta. Naciste perfecto, deja que tu cuerpo lo sostenga, eres Dios, recuerda...
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